Turismo y cambio de uso de suelo en la Península de Yucatán 

La Península de Yucatán es integrada por los estados mexicanos de Yucatán, Quintana Roo y Campeche. Posee una gran diversidad de ecosistemas que van desde selvas tropicales hasta arrecifes coralinos, pasando por petenes, manglares, dunas, cenotes, lagos de agua dulce, lagunas costeras, entre otros.

Dada la riqueza ambiental, cultural y arqueológica existente, desde hace dos décadas, la Península de Yucatán se ha convertido en un lugar atractivo para inversiones turísticas que han provocado cambios de uso de suelo y procesos de privatización de las tierras ejidales. Entre 1994 y 2018, una superficie de 355,304 hectáreas de uso común en la Península de Yucatán fue parcelada y titulada individualmente; en el mismo periodo, 190,780 hectáreas fueron convertidas a dominio pleno (Torres-Mazuela, 2021).

La expansión de la infraestructura hotelera en la península desde 1992 corresponde, particularmente, al estado de Quintana Roo, donde el número de hoteles se multiplicó por 19 entre 1992 y 2017; en Campeche y Yucatán se multiplicó por 14 y 3.5, respectivamente. Con más de 100 mil cuartos disponibles al final del año 2017 Quintana Roo concentraba el 12.7% de todos los cuartos de hotel del país: 1 de cada 8 (GeoComunes, CMSS, 2019).

Este desarrollo de infraestructura turística en la península, además de ser masivo y concentrado en las zonas costeras, particularmente en Quintana Roo, se ha especializado en un turismo de lujo. Al final del 2017 existían 311 hoteles de 5 estrellas en la península, 227 de ellos en la zona costera de Quintana Roo, lo que representa el 35% de los cuartos disponibles en el país para esta categoría de hoteles. El 62% de los hoteles existentes en Quintana Roo corresponden a categorías de 3 estrellas en adelante (GeoComunes, CMSS, 2019). Esta forma de turismo masiva y de lujo se explica en gran parte por el papel de Quintana Roo como principal punto receptor del turismo internacional (GeoComunes, CMSS, 2019).

Este ritmo de crecimiento turístico está vinculado de manera directa con el crecimiento y expansión urbana y necesidades de infraestructuras de transportes, servicios y equipamientos, por lo que este modelo de desarrollo requiere de la incorporación (sin esquemas de urbanismo sostenible) de nuevas tierras (acaparamiento de tierras ejidales) y por ende además, del uso indiscriminado del recurso agua, teniendo un impacto directo en los modos de vida tradicionales y en la riqueza natural y cultural de la Península de Yucatán.

El acaparamiento de las tierras y de los vientos en Brasil

En Brasil, la transición energética para mitigar los efectos del cambio climático resultó en el acaparamiento de la tierra y de los vientos con un aumento gradual de proyectos para la generación de energía eólica. El acaparamiento de tierras es un proceso centenario, pero el acaparamiento de vientos es un proceso reciente de control territorial de este recurso natural. El acaparamiento de lo viento puede entenderse por la multidimensionalidad del espacio relacional en las horizontalidades y verticalidades de los territorios recortados (Santos, 1996; Fernandes, 2008).

Según datos del Sistema de Información de Generación de la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (ANEEL), actualmente existen 1.491 parques eólicos aprobados por la agencia, totalizando 49.399.490 kW de potencia otorgada. Hace una década había solo 316 proyectos aprobados en el país. Acaparar del viento es un proceso inseparable de apropiación del viento y la tierra. Para la generación de electricidad a partir de la cinética del viento se necesitan aerogeneradores ubicados en el territorio. De esta forma, la apropiación de viento se traduce necesariamente en apropiación de la tierra.

La apropiación de la tierra es la horizontalidad del acaparamiento con fines de generación de energía eólica que es la verticalidad del acaparamiento. Ciertas empresas se apropian de tierras y de los vientos a través de mecanismos que impactan los derechos territoriales de las comunidades territorializadas en áreas de potencial eólico. La justificación de estas acciones tiene un sesgo ambiental, que aunque la academia ha llamado a este proceso green grabbing (Fairhead, Leach & Scoones, 2012). Este es un acaparamiento predatorio al igual que otros tipos de acaparamiento.

Acaparar la tierra y el viento significa apropiarse de territorios que son bienes comunes colectivos y objetos de trabajo preexistentes (Marx, 2013). Agentes capitalistas con acceso a tecnología altamente calificada se apropian de estos territorios con potencial eólico a través de contratos de arrendamiento, en su mayoría con valores insignificantes.

Al transformar el potencial eólico en energía eléctrica, los agentes capitalistas obtienen renta territorial de un bien cuya apropiación debe ser colectiva, porque el viento es un bien común. Al mismo tiempo, el propietario no tiene acceso a la renta de la tierra, porque los valores que pagan las arrendadoras son muy bajos y no guardan relación con las ganancias que obtienen por la comercialización de la energía que, a su vez, es obtenida por apropiación de los vientos. Vale la pena recordar que los contratos de arrendamiento son frecuentemente denunciados por sus cláusulas abusivas, especialmente en lo que se refiere al cercamiento de tierras, la renovación automática y la confidencialidad del proceso. En ese sentido, es fundamental abordar el avance de los proyectos eólicos en Brasil a través del doble acaparamiento: de tierra y de viento. El acaparamiento de tierras y vientos ha resultado en la violación de derechos conquistados a través de las luchas sociales, lo que puede llevar a la desterritorialización de sujetos y comunidades.

Incidencia política en Colombia

Desde el año 2020 el grupo de investigación Conflicto, Región y Sociedades Rurales y el Observatorio de Territorios Étnicos y Campesinos de la Universidad Javeriana como parte de la Mesa de Gobernanza del Observatorio Land Matrix para América Latina y el Caribe, iniciamos un proceso de incidencia política en Colombia para retomar el debate público sobre el acaparamiento de tierras y los impactos en las zonas rurales en el país.

En este trabajo de incidencia hemos articulado algunas iniciativas con el senador Wilson Arias y su Unidad de Trabajo Legislativo, así como con otras organizaciones de la sociedad civil y ONGs de Colombia. Fruto de ello, fue la realización de un primer encuentro virtual sobre la agroindustria en Colombia que contó con la participación del Senador Wilson Arias en el año 2020.

A partir del año pasado con el senador Wilson Arias iniciamos un ciclo de foros académico – político. El primero de ellos se llevó a cabo en el mes de octubre de 2022 en el que participaron académicos de la Universidad Javeriana, funcionarios públicos de entidades de nivel nacional como la Procuraduría y Contraloría General de la Nación, la Agencia Nacional de Tierras y el Ministerio de Agricultura, así como organizaciones de la sociedad civil como la Corporación Claretiana Norman Perez Bello, con el objetivo de analizar y discutir el cambio del modelo de desarrollo rural y, como parte de él, las decisiones para impedir la indebida acumulación de baldíos, el acaparamiento y la extranjerización de la tierra en Colombia.

Este año 2023 continuamos con las actividades de incidencia política como parte de un proceso de incidencia regional en América latina impulsado por Land Matrix-LAC, motivo por el cual nos encontramos organizando para el mes de Julio el 2° foro académico-político con la oficina del senador Wilson Arias y otras organizaciones aliadas, con el objetivo de hacer un balance sobre algunas de las medidas tomadas y el rumbo que está tomando la política de tierras casi un año después de haber sido elegido Gustavo Petro como Presidente de la república, haciendo énfasis en la dinámica de acaparamiento y extranjerización de la propiedad de la tierra y el acceso a la tierra para campesinos, tanto de lo derivado de la implementación del acuerdo de paz como de la política de reforma agraria que simultáneamente ha propuesto el gobierno nacional.